Este domingo 09 de febrero, Ecuador enfrenta una elección crucial que definirá su futuro: la continuidad del modelo neoliberal, representado por el presidente Daniel Noboa, o un giro hacia el desarrollo y la integración regional, propuesto por Luisa González, candidata de Revolución Ciudadana. La crisis política, económica y social ha llevado a un creciente descontento con el sistema, marcado por elecciones anuales y una profunda inestabilidad.
Noboa, millonario y heredero de la élite financiera, promueve una agenda descrita como «autoritaria y de continuidad», alineada con los intereses estadounidenses. En contraste, González defiende una visión nacionalista y latinoamericanista, que propone recuperar organismos como UNASUR y CELAC para fortalecer la integración regional.
Medios locales aseguran que la campaña ha sido desigual, ya que Noboa ha invertido cerca de 2 millones de dólares en redes sociales y ha utilizado el aparato estatal para su beneficio. Además, su decisión de no solicitar licencia para candidatearse y encargar la presidencia a una vicepresidenta designada por decreto ha generado críticas y desconfianza en el Consejo Nacional Electoral (CNE).
La inseguridad y la desigualdad son temas centrales. Ecuador registró 6 mil 964 homicidios en 2024, con una tasa de 38,8 % por cada 100.000 habitantes. González ha criticado el fracaso del «Plan Fénix» de Noboa contra el crimen organizado, mientras analistas señalan la necesidad de recuperar la institucionalidad para abordar estos desafíos.
En lo regional, el resultado impactará en la integración latinoamericana. Noboa ha estrechado lazos con EE.UU., incluso el ceder las islas Galápagos para una base militar. En cambio, González busca reavivar la cooperación regional, alejada de la subordinación de Washington.
Estas elecciones no solo definirán el rumbo de Ecuador, sino también su papel en América Latina. La continuidad neoliberal o un cambio hacia la integración y el desarrollo está en manos de los ecuatorianos.